TEXTO/TEXT

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Debajo de un árbol, frente a la casa, veíase una mesa y sentados a ella, la muerte y la niña tomaban el té. Una muñeca estaba sentada entre ellas, indeciblemente hermosa, y la muerte y la niña la miraban más que al crepúsculo, a la vez que hablaban por encima de ella.
-Toma un poco de vino -dijo la muerte.
La niña dirigió una mirada a su alrededor, sin ver, sobre la mesa, otra cosa que té.

-No veo que haya vino -dijo.

-Es que no hay -contestó la muerte.-¿Y por qué me dijo usted que había? -dijo.

-Nunca dije que hubiera sino que tomes -dijo la muerte.

-Pues entonces ha cometido usted una incorrección al ofrecérmelo -respondió la niña muy enojada.

-Soy huérfana. nadie se ocupó de darme una educación esmerada -se disculpó la muerte.La muñeca abrió los ojos.



Alejandra Pizarnik, Devoción

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